miércoles, 16 de julio de 2008

Rober Todall Olio


Rober estaba cansado de la vida, el divorcio había consumido las pocas fuerzas que le quedaban sumado a una larga serie de fracasos y decepciones
que lo habían puesto al borde de la desesperación. Sin ganas ya de vivir había decidido poner fin a su vida suicidándose, de modo que esa tarde gris agosto se levantó, y decidió conseguir un revolver. Recordó que su padre guardaba un calibre .38, se acerco silencioso al viejo mueble de roble, abrió una de sus puertas y silenciosamente lo retiro de la caja de madera donde se escondía de los niños y por que no de la madre; lo cargó, lo guardó entre sus ropas y se dirigió hacia la Rambla de Anchorena, pues había decidido morir en el mismo lugar donde había crecido, donde había alumbrado las ilusiones que luego la vida había deshojado como el más crudo invierno.
Ya en la Rambla, realizó una última recorrida repasando los lugares y los recuerdos con el alma acongojada de quien ya no encuentra sentido a la existencia. Cabizbajo encendió un cigarrillo, soltó unas palabras que rápidamente el viento se llevo hacia el olvido.
Finalmente se dirigió hacia el Cruce de los Enamorados y se refugió bajo la encina donde llevaba a sus conquistas de joven. Exhausto, extrajo el arma y se la llevó a la boca. Estaba por apretar el gatillo cuando escuchó una voz, pequeña y cantarina, que le decía:
- ¡No lo hagas! ¡No lo hagas!
Roberto miró en torno suyo sorprendido, pues creía haber visto que no había nadie. Pero entonces la voz insistió:
- Soy yo, ¡Mírame! Aquí, abajo, en el suelo.
Roberto obedeció la orden y sus tristes ojos se encontraron con una pequeña
ranita que lo miraba desde el suelo.
- Pe…, no puede ser. Vos…?
- Si, ya se, te sorprende que pueda hablar pero, ¿Pero sabes?, no soy una rana, soy una bella joven de quince años que ha sido encantada por la malvada bruja del Pantano y transformada en lo que ves. He visto lo que pretendes hacer y, antes de que lo hagas, quiero pedirte un inmenso favor, más bien rogarte un gran favor.
Roberto, anonadado, apenas se anima a decir:
- ¿Qu... de que se trata?
- Vos podes devolverme mi cuerpo, vos podes romper el hechizo. Te lo ruego...
- Pe…Pero, ¿Cómo?
- Está dicho que para recuperar mi aspecto, debo tener relaciones sexuales con un hombre.
- ¡¿Cómo?!
- Ya lo se, te asusta, ¿No? Pero, por favor, pensalo, al fin y al cabo te vas a suicidar, ¿No lo harías sabiendo que hiciste el bien antes de morir?
Por favor pensa en mi, como una hermosa doncella de quince años atrapada en el cuerpo de una rana. Imagina mi sufrimiento.
Roberto piensa, "¿Por qué no? Después de todo, esto le daría un sentido a mi vida inútil". Y, sin pensarlo dos veces, procede a satisfacer el deseo de la rana sin abandonar la tenencia de su revólver calibre .38.
Ni bien comienza a hacerlo, ¡Oh, un milagro! La ranita se transformó en una hermosísima niña de quince años que agitada, jadeaba trémulamente entre sus brazos....
Y fue en ese preciso momento, su señoría, que el policía que cuida la rambla sorprendió a mi cliente, Rober Todall Olio, confundiendo totalmente los hechos que, como Ud. Ve, lo libran de toda acusación.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja... bueno por ahi zafa y termina en un manicomio.

Jonathan dijo...

jajaja, buenisimo juano!!!
terrible el dibujo
abrazo

Jano dijo...

weehh huachin! por que me puteaste? lei tarde tu mensaje, perdon. no me gustaba publicar mucho en el blog.
no lei el ensayo aun! pero planeo hacerlo en estas 2 semqanas.
buenas vacaciones campeon!
bon vivant

Jonathan dijo...

escribí algo pajero!